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Bangladesh Estalla: Manifestantes se Enfrentan con los Seguidores de la Ex Primera Ministra Hasina
En una tumultuosa muestra de agitación política, la capital de Bangladesh, Daca, fue testigo de violentos enfrentamientos el jueves, cuando cientos de estudiantes y activistas políticos se enfrentaron con los seguidores de la derrocada primera ministra Sheikh Hasina. El conflicto se centró en el Museo Memorial de Bangabandhu, la antigua residencia del padre de Hasina y fundador de Bangladesh, Sheikh Mujibur Rahman.
El museo, un símbolo de la lucha por la independencia de Bangladesh, se convirtió en un punto de tensión en el aniversario del asesinato de Rahman. Los manifestantes, armados con armas improvisadas, impidieron que los seguidores de Hasina accedieran al lugar, que había sido incendiado a principios de mes durante el levantamiento que llevó a su destitución.
El 15 de agosto, tradicionalmente observado como un día de luto nacional bajo el gobierno de Hasina, tomó un tono drásticamente diferente este año. El gobierno interino, dirigido por el laureado Nobel Muhammad Yunus, canceló el feriado público, lo que provocó más controversia.
Hasina, ahora en un autoexilio en la India, había instado a sus seguidores a conmemorar el día rindiendo homenaje en el museo. Sin embargo, los manifestantes se opusieron violentamente a esto, atacando y maltratando a quienes intentaban llegar al lugar. Los periodistas que cubrían los eventos enfrentaron acoso y amenazas, y muchos fueron obligados a borrar sus grabaciones.
La escena fuera del museo era de caos e intimidación. Los manifestantes revisaban los teléfonos y las tarjetas de identidad de los visitantes, creando una atmósfera de miedo y sospecha. Otro grupo marchaba por las calles cercanas, coreando consignas religiosas, mientras el museo permanecía acordonado con alambre de púas.
La noche anterior, los manifestantes habían celebrado una fiesta frente al museo, cuyos videos se difundieron rápidamente en las redes sociales. Muchos consideraron este acto como una provocación, exacerbando aún más las tensiones entre las facciones opuestas.
Sarjis Alam, un organizador clave de las protestas estudiantiles, defendió sus acciones, afirmando que estaban previniendo el caos potencial de los seguidores de Hasina. Sin embargo, no abordó claramente las acusaciones de acoso a periodistas.
La ausencia de la policía durante estos eventos fue notable, dejando a la capital en un estado de caos incontrolado durante todo el jueves. Varios periodistas y medios de comunicación, incluidos Reuters y The Daily Star, reportaron incidentes de intimidación y la eliminación forzada de su trabajo.
Mujib Mashal, jefe de la oficina del sur de Asia para The New York Times, describió la situación como "un completo dominio de la turba" en las redes sociales, destacando el rápido cambio de poder en el que "las víctimas de ayer son los perpetradores de hoy".
El malestar actual tiene sus raíces en semanas de violencia que comenzaron en julio, inicialmente como protestas contra un sistema de cuotas de empleo gubernamental. Estas manifestaciones evolucionaron en un movimiento más amplio contra el supuesto régimen autocrático de Hasina, lo que finalmente condujo a su destitución el 5 de agosto. El levantamiento resultó en más de 300 muertes y obligó a Hasina a huir a la India, poniendo fin a su mandato de 15 años.
El gobierno interino, dirigido por Yunus, enfrenta ahora la difícil tarea de estabilizar la nación. Un nuevo gabinete, compuesto por dieciséis miembros, incluidos líderes estudiantiles y representantes de la sociedad civil, se ha formado tras conversaciones entre varios actores y el ejército.
Mientras Bangladesh enfrenta esta agitación política, la comunidad internacional observa de cerca. Los eventos en torno al aniversario del asesinato de Rahman subrayan las profundas divisiones dentro del país y la frágil naturaleza de su democracia.
Las próximas semanas serán cruciales para determinar si Bangladesh puede navegar pacíficamente por este período de transición o si se avecinan más violencia y disturbios. La capacidad del gobierno interino para mantener el orden, garantizar la libertad de prensa y facilitar un camino hacia elecciones justas será fundamental para definir el futuro de la nación.